martes, 25 de octubre de 2016

2. SER O NO SER, de Fernando da Casa

Hamlet apartó la calavera de un manotazo. Al caer al suelo, rebotó y rodó hasta los pies de Julieta.
 -Es de plástico, ya lo sé -refunfuñó Hamlet-. Nada es lo que parece, ni siquiera estoy seguro de ser danés. Los ojos de Julieta, enternecidos, luchaban por no dejar escapar unas lágrimas que delatarían su decepción. Rompió con Romeo por no creerle, pero Otelo le acababa de mostrar la prueba definitiva que corroboraba las dudas de Hamlet.
-Tu madre tenía razón -replicó, mientras su mano temblorosa sostenía un documento-. Mira, esto lo encontró Yago esta mañana. Otelo me lo ha dado. El manuscrito rezaba así: "Yo, Christopher Marlowe, os declaro personajes libres, herederos de la más alta literatura y las más distinguidas consideraciones. No importa si Shakespeare se apropia de vosotros, o si -algún día- alguien descubre la verdad. Como alguien dirá en un futuro, el artista no tiene importancia: solo lo que él crea es importante, puesto que no hay nada nuevo que decir."

viernes, 7 de octubre de 2016

1. CELOS, de Isabel Oliva


El italiano Massimo Tamperi tenía la cualidad de conseguir inolvidables interpretaciones en la ópera. Nadie como él, decían, sabe sacar tan intensamente el espíritu del personaje representado y darle vida sobre el escenario.
Su última representación fue Otelo. En el acto final, tras sucumbir a los celos destructores pérfidamente engrandecidos por los engaños de su criado Yago, Massimo se acercó a Desdémona, encarnada por la soprano Martha Petrovich, para gritarle

“¿Has rezado tus oraciones esta noche?

Y en un impulso incontenible, la agarró del cuello sin piedad hasta estrangularla.
Massimo, actualmente, ya ha cumplido cinco de los treinta años a los que fue condenado por el asesinato de Martha; pero el espíritu de Otelo sigue en libertad, esperando cualquier ocasión para encarnarse.