martes, 13 de diciembre de 2016

11 - DRAMATIS PERSONAE, de Sergio Haro

Llegamos a Ruanda hace meses, con el fin de realizar un estudio sobre los últimos gorilas de montaña. El trabajo se centró en un grupo de once miembros, regidos por un extraordinario macho alfa que había sobrepasado la cincuentena. Le llamé Lear, en homenaje a su doble condición de monarca y anciano. Mis compañeros decidieron seguir el juego, repartiendo personajes de Shakespeare entre los miembros del clan. Y el drama dio comienzo. Una mañana, Ofelia apareció ahogada en el río. Durante días había vagado desorientada, sin comer ni relacionarse. Poco después, Rosencrantz y Guildenstern, dos jóvenes machos centinelas, desaparecieron tras adentrarse en la espesura. Pero hubo más. La súbita muerte de Cordelia, la menor de sus hijas, sumió a Lear en una extraña melancolía de la que no pudo recuperarse. Su fallecimiento provocó la dispersión del resto del grupo. Intenté seguir sus huellas, y entonces sobrevino el accidente. La caída por el barranco, los golpes contra las ramas, el crujido del hueso. Lo demás fue silencio. Algo se mueve entre los matorrales. ¿Mis compañeros? No, un gorila. Una hembra. Rezo para que sea Julieta, o incluso Desdémona. No quiero enfrentarme a los turbios ojos de Lady Macbeth.

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