martes, 13 de diciembre de 2016

12 - LADY MACBETH PIUDE CUENTAS, de Esther Domínguez


¿Por qué tuve que ser tan cruel, fría y avariciosa? ¿Por qué hiciste que aspirara a mas de lo que mi conciencia podía soportr? Y, hablando de conciencia, ¿no podía quedarme en el papel de la sin corazón de esta historia? ¿Sin arrepentimientos absurdos, estériles? No, tuve que sentir remordimientos cuando ya era inútil; cuando mi pesadumbre sólo sirvió para obsesionar mi mente con una sangre eternamente pegada a mis manos. Mis pobres manos, a las que nunca volví a ver libres de ese rojo recordatorio de mi pecado. No me dejaste disfrutar de lo que había conseguido. Únicamente me brindaste una senda tan estrecha que no pude dar marcha atrás una vez hube comenzado a recorrerla. ¡Qué fin tan triste para una mujer que llevó a su marido hasta el trono de Escocia! Ese es el castigo que me impusiste por ser una mujer fuerte unida a un pusilánime. Podrías haberme dado una muerte más digna que el suicidio, el final de los cobardes. Pero eres un Dios vengativo, Will Shakespeare. Por eso me diste un punto débil que acabó conmigo. Ahora comprendo que, ni en el cielo ni el teatro, existe la compasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.