jueves, 22 de diciembre de 2016

17 - EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, de Miguel Morató

Subió al vagón en el último momento, jugándose el tipo. Había llegado el día anterior para participar en un congreso internacional. Su ponencia fue todo un éxito, cosechó las mejores críticas y recibió el primer premio. Pero ahora, sentado en el tren, sólo rememoraba la pasada noche, lo que había disfrutado. Era finales de junio, el tiempo les había acompañado, pero se les hizo demasiado corto: el tren partía al alba. Le quedaba el consuelo de tener su número de teléfono, junto con la foto que le realizó saliendo del restaurante. Después fueron a la zona de copas que estaba de moda, donde intimaron más, el clásico cuerpo a cuerpo. Estaban tan bien el uno con el otro, que no les dio tiempo a culminar su unión en el hotel. La madrugada dio paso al amanecer en un abrir y cerrar de ojos, apenas tuvo tiempo para recoger la maleta y darle un apasionado beso de despedida. Ahora, allí sentado, una sonrisa le iluminaba la cara. Miraba la foto como si no hubiese nada más bonito en el mundo. Sólo se conocían de unas pocas horas, pero estaba totalmente entregado, hechizado, como en el sueño de una noche de verano.

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