lunes, 30 de enero de 2017

102 - MACBETH IN DREAM, de Francisco Javier Fernández

No sé qué diablos hacía yo en el castillo del rey Duncan, ni tampoco por qué aquellas tres brujas vociferaban extramuros esta profecía:
 “Aquel que naciera el día en que murió Shakespeare, pero cuatrocientos años después, morirá justo a la misma edad que él tenía al morir”
Al caer la noche entré en un aposento y me quedé dormido. De pronto, tres aldabonazos golpearon mi pecho. Un sudor frío me invadió al recordar que Shakespeare había fallecido en 1616, cincuenta y dos años después de su nacimiento.
—Mañana, 3 de mayo, cumplo esos años —me dije— ¡Maldita profecía!
Me dirigí raudo al parking de armas, tenía que salir de esta farsa onírica y regresar lo antes posible a mi mundo para no quedar atrapado en la intemporalidad. Subí a una motocicleta y enfilé velozmente el bosque de la Gran Vía. Cuando llevaba unos doscientos años recorridos, vi acercarse a Lady Macbeth con aire extraviado. Llevaba un pañuelo rojo anudado al cuello y sostenía una carpeta llena de partituras. Se abalanzó sobre la mí y, abrazándome cariñosamente, me susurró al oído que no hacía falta seguir huyendo, que todo había sido un sueño… el sueño shakesperiano de una noche de primavera.

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