martes, 24 de enero de 2017

65 - QUINCE ABRILES, de Edita Nogueira

Menudo domingo lleva: todo el día agradeciendo felicitaciones cursis en las redes sociales y por whatsapp. Ningún cumpleaños anterior había recibido tantas. Pero la más importante no llega. Ni ella ni él; porque le valdría perfectamente un beso en persona... A escondidas, claro, que nadie sabe lo suyo. Por eso no para de hacer viajes al balcón, con la esperanza de verlo aparecer por la acera. Sus padres empiezan a mosquearse y le resulta muy complicado seguir inventando excusas. Se acuerda de Julieta: ¡qué suerte tenía la tía, a ella no la hacían esperar tanto! Decide que ya está bien de hacer el ridículo; se asomará por última vez. Y hete ahí que aparece el mozo, rodeado de un grupo de músicos, con un ramillete de flores en una mano y una cajita en la otra.
—¡Romeo, ¿qué haces?!
 —¿Romeo? ¿Estás bien, preciosa?
No, ni bien ni mal: desaparece como una exhalación, muerta de vergüenza. Encerrada en su cuarto, llora lo que no está escrito. Y se pierde los cánticos desafinados de la tuna improvisada, el anillo de bisutería y unas preciosas margaritas silvestres.

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