sábado, 28 de enero de 2017

91 - NANA MOJADA, de Marta Adán

-Will, William... Despierta! Has vuelto a mojar la cama.
-Por todos los dioses Ofelia, vos otra vez! Os lo ruego,dejadme dormir y descansar.
-Lo siento querido, haberlo pensado antes. ¿Porqué no me diste una muerte seca y caliente? Un montón de tierra debajo del árbol hubiera bastado.
-Porque allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma, por eso elegí un arroyo tranquilo para acoger vuestra alma.
-A la mierda la calma del agua. ¿Pensaste en lo fría que está? Y no me vengas con que los muertos no sienten frío. Tú mejor que nadie deberías saber que los personajes vivimos para siempre. Tú me hiciste inmortal. Cada vez que uno de tus lectores me piensa, floto en tu maldita metáfora líquida, y el frío me está jodiendo los huesos.
-Mas yo eso, ya no lo puedo cambiar. Lo escrito, escrito está. Debemos hallar el modo para que ambos estemos en paz. Necesito dormir seco, Ofelia. Os lo ruego, tened piedad!
-La piedad y el frío eterno son incompatibles, genio. Cuando la muerte te sorprenda durmiendo y flotes para siempre sobre tus orines, entonces y solo entonces, tú y yo estaremos en paz.

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