miércoles, 31 de enero de 2018

296. DE CALDOS Y LÁGRIMAS, de Maria Gladys Estévez

Un duelo debe ser, entre otras cosas, divertido: Con sus plañideras, con su chocolate calentito. Con su caldo humeante. Pero ante todo, divertido. Porque Antonia roncó un poco y se asustó de ella misma. Todos rieron. Porque Adrián se peyó y todos rieron. Porque una gallina se coló dentro y cacareó(Eran las cinco de la madrugada).

Porque en un duelo además de todo eso tiene que haber un muerto. Un muerto bien arreglado. Maquillado. Con su boquita sellada. Con sus manitas cruzadas, con su sábana blanca e inmaculada.

Y su rostro, qué decir de su rostro, con su pañuelo verde. ¡Ay que linda está María!


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